Una lluviosa y fría noche bogotana del 27 de abril de 2011, Ángela Hernández recogió en la calle 32 con avenida Circunvalar a Negrita, una perra criolla con sangre de Cooker Spaniel, que deambulaba por el barrio La Macarena desde hace más de una semana.
Esa noche Negrita era el ejemplo perfecto de la indigencia animal: tenía el pelo largo, sucio, enmarañado, y la piel cubierta de hongos, sarna y parásitos y ardía en fiebre. A pesar de las palabras cariñosas de Ángela, el animal no abría los ojos y permanecía totalmente ajeno al mundo que lo rodeaba, no recibía agua o alimento, ni siquiera lloraba para quejarse: estaba agonizando.
La mujer, desesperada, la llevó esa misma noche a una de las muchas Veterinarias que hay en la ciudad, pero lamentablemente cayó en manos de unos mercaderes de la salud, que aprovecharon la ‘oportunidad’ para lucrarse y finalmente desahuciaron a la perra.
“Me cobraron aproximadamente un millón de pesos en procedimientos, incluso algunos que yo no había autorizado. Luego me dijeron que la perra estaba muy mal y me sugirieron como opción la eutanasia”, cuenta Ángela, que hoy en día disfruta de la compañía de Negrita, totalmente recuperada gracias a la Medicina Homeopática.
Entre los abusos a los que fue sometida Negrita sobresale una cirugía de ojos (Flap conjuntival bilateral) “totalmente innecesaria, porque tenía ulceras cornéales crónicas irreversibles, con perdida total del ojo izquierdo y muy poca visón por el derecho”, fue el concepto posterior de la Doctora Audrey Calderón, especialista en oftalmología veterinaria.
También le practicaron escisión quirúrgica no autorizada de tumores mamarios a sabiendas que la perra padecía metástasis pulmonar, concepto que fue emitido con base en unas radiografías que nunca le entregaron a Ángela.
Por ultimo, además de la quimioterapia, le recetaron más de 15 medicamentos, sobre todo antibióticos, que “el animal no podía asimilar porque estaba muy débil”, señala Diana Carolina Osorio, Medica Veterinaria Homeópata.
El 7 de julio de 2010 Negrita entra a la Clínica Veterinaria Homeovet, su aspecto a pesar de los múltiples procedimientos que ya le habían practicado y la medicación que recibía no revelaba mejoría.
La historia clínica nos muestra que su salud era muy precaria: padecía cáncer metastásico, estaba bastante deshidratada, débil y permanecía postrada, con laxitud y temblores en los miembros posteriores, siempre mantenía la cabeza pegada al piso, como esperando el fin a tanto sufrimiento.
También tenía dificultad respiratoria agravada por secreciones bilaterales nasales y oculares purulentas. Su piel despedía un olor desagradable a raíz de los piojos, pulgas, garrapatas y hongos que la cubrían. La materia fecal revelaba que internamente también estaba invadida de parásitos.
“En ese momento Negrita era un cuerpo con muy poca energía vital, que solo sobrevivía para alimentar a un sin numero de organismos dañinos (parásitos) que la consumían y no la dejaban sanar”, recuerda la Doctora Diana Carolina Osorio.
Dra. Diana Osorio MVH FICH |
La primera decisión de la Médica Veterinaria fue suspender todos los antibióticos, tratar a la perra con el remedio Homeopático Arsenicum album y dejarla hospitalizada. Con el paso del tiempo Negrita empezó a mejorar gracias a la Homeopatía, paulatinamente sus lesiones sanaron, mientras su cuerpo cambiaba y empezaba a reflejar bienestar físico y mental.
“La verdad no pensé que se fuera a salvar, pero hoy en día, casi un año y medio después la perra sigue viva y tiene una alta calidad de vida, me da mucha satisfacción”, nos cuenta Diego Nicolás Lozano, cuidador de Negrita en esa época.
El camino a la sanación no fue fácil, preciso de compromiso por parte de Ángela, confianza total en el tratamiento y seguimiento estricto de las recomendaciones profilácticas y nutricionales realizadas por la Homeópata, encaminadas siempre a buscar el bienestar integral del paciente, por eso se pidió que la perra estuviera rodeada de amor, paciencia y comprensión.
En términos económicos el tratamiento Homeopático fue más económico, porque solo se preciso de un remedio para reorganizar la energía vital del paciente y llevarla a una mejoría estable y duradera que le dio calidad de vida integral, manejando siempre un enfoque ético que no busca lucrase con procedimientos costosos, complicados y dolorosos innecesariamente.
Hoy en día Negrita es un perro sano por fuera y por dentro, las radiografías muestran que la metástasis pulmonar que la aquejaba desapareció, al igual que todos los síntomas que la martirizaban.