Este, es uno de los puntos más dignos de consideración; estamos tratando de hacer una distinción entre el similar y el simillium, con lo cual yo no estoy de acuerdo. No tengo ninguna duda por la experiencia, que dos medicinas pueden ser lo suficientemente similares a la totalidad sintomática y que si cualquiera puede ser el simillium, una debería ser lo suficientemente semejante como para curar, y no puede decirse que ambas sean, o que cualquiera de ellas puede ser el simillium. Si se va a la profundidad se puede considerar esto de este modo: La medicina puede ser tan disimilar que su poder dinámico haga poco o no tener efecto sobre la enfermedad; aquella tiene que aproximarse a ésta en un grado de similitud hasta ser más y más similar. Al aproximarse en similitud, puede sostenerse la incapacidad de cambiar los síntomas existentes, pero puede ser lo suficientemente similar como para viciarlos, para cambiarlos y no efectuar la curación, ni tener mejoría el paciente, sino sólo provocar cambios de los síntomas. He observado esto en el manejo de fiebres intermitentes, más que en cualquier otra clase de trastornos, cuando se dan medicinas que tienen unas pocas características de las intermitencias, pero que no corresponden al genio de la enfermedad o del paciente y se sigue inmediatamente dando sus complementarios; así se cambian éstas de tiempo en tiempo, cada cinco a seis semanas; he visto este proceso en muchos casos. Las medicinas pueden ser suficientemente similares como para efectuar resultados curativos en un paciente y mejorar la salud de tal paciente; mejorar su estado general tanto en una enfermedad aguda como crónica. Cuando tal medicina ha hecho todo lo curativo que es capaz de hacer, entonces su complementario seguirá adelante con éste trabajo. Este es un hecho de experiencia plenamente establecido por el Organon y por todas las experiencias humanas y me parece que este artículo no llama la atención sobre nada nuevo, porque esto esta en relación con todas las experiencias humanas.
Tanto haya psora o miasma agudo, puede haber una medicina lo suficientemente similar como para animar un caso, o lo suficientemente similar como para tener una acción curativa; o sea, ser el simillium, que es la medicina que cura los síntomas presentes, erradicándolos completamente.
Tomado del libro: HOMEOPATIA Escritos menores, aforismos y preceptos. James Tyler Kent. Editorial Albatros. 344 páginas. Buenos Aires Abril de 1981
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