No obstante, toda experiencia pura y toda investigación precisa nos convencerán de que los síntomas persistentes de la enfermedad en modo alguno son eliminados o aniquilados por medicinas de sintomatología opuesta (como en los métodos antipática, enentiópatico o paliativo) y que, por lo contrario, luego de un alivio aparente y transitorio, irrumpen nuevamente pero con intensidad acrecentada y manifiestamente agravados.
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