lunes, 13 de mayo de 2013

EL SER DE UN HOMBRE POR James Tyler Kent

La verdad es una espada de doble filo.
La información, que puede ser usada para el bien de la humanidad, puede ser usada también para fines egoístas. En el primer caso, eleva a quien lo usa; en el último destruye. Vemos la evidencia de esto en toda profesión, en toda tarea, en el artista, el médico, el abogado, el comerciante y el político. Tenemos que estudiar sólo las facies para convencernos.
    La facie del médico homeópata que ha usado la gran verdad homeopática para el bien del hombre tiene una expresión benigna, mientras que el que ha contado primero cuánto le traerá ésta a su billetera tiene una facie taimada, de la cual los niños huyen. Ambos sonríen si tienen éxito; pero si fracasan, veremos de modo acentuado, dos tipos de expresión. Uno revelará paciencia y el otro profundas líneas de desengaño y odio.
    Es importante conocer, como es que esta verdad puede volverse una fuerza que cambia la facie del hombre. La verdad es tan poderosa que elevará a quien la usa para el bien del hombre y degradará a quien la use en contra de sus congéneres. Acarrea consigo una penalidad si se la falsifica o se la usa con propósitos impropios.
    Cuando uno atiende a una gran verdad, se dice a sí mismo que la verdad debería ser conocida por el mundo, o que puede ser usada para incrementar el bienestar.
    La verdad primero se registra en la memoria y puede no llegar más lejos y pronto perderse, o puede ser admitida dentro del entendimiento y fluir dentro de la voluntad, y luego dentro de la  vida. Este es el curso aplicado por la Divina Providencia cada vez que le da la verdad al hombre. Es así como éste la usa para el bien común y no para sí mismo. Cada vez que el hombre la pervierte, se destruye a sí mismo, pero cuando lleva a cabo el propósito de la verdad, se vuelve sabio. La máxima aspiración del hombre es volverse sabio y la única manera de lograr sabiduría es hacer el bien para los demás.
    La verdad entra primero en la mente por la vía de la memoria. Es inspeccionada por el entendimiento, y éste establece si es verdad o falsedad, o detrimento.
    Si es aprobada, el entendimiento la admite en la cámara media, donde es atesorada para su uso.
    Cuando la verdad Homeopática es así admitida, el artista en curar, espera una oportunidad para confirmarla. Finalmente el paciente viene, y la verdad es puesta de manifiesto, la ley y la doctrina acumulada en invocada, usada y confirmada como verdad. El paciente se recobra y está agradecido a su médico. El médico se deleita y sonríe. Muestra sobre su facie sus sentimientos más profundos; una lagrima viene a sus ojos y dice, "Bendito sea Hahnemann, Bendito sea Dios". 
    Entonces es que tal verdad pasa del entendimiento a la voluntad - a los afectos - y se revela sobre el rostro. Ahora la verdad se vuelve viva y puede mantenerse viva mientras el médico continúe usándola. El, siente ahora su vida, la ama, la conoce y la recuerda. Si no la ama y la usa, no se transforma en sabiduría. Pero cuando la ama, ama usarla, y por lo tanto aprende más de ella. Cuanto más la ama, mejor la conoce.
    Si alguien conoce la ley, es porque la ama, y la obedece. Si es más sabio que otros, es porque la ama más que otros pero por el hecho del bien que puede traerla a uno mismo, o amarla por egoísmo, cierra, comprime, contrae y distorsiona el entendimiento y la expresión se vuelve taimada. Cualquier violación de la ley acarrea su propia penalidad.
    Tiene un infortunio incalculable quien usa la verdad para glorificarse a sí mismo y enriquecer su billetera.
    la verdad hará al hombre miserable o feliz. El hombre jamás es feliz excepto cuando esta trabajando para los demás. El hombre es de lo más miserable cuando hace lo más para él, y la miseria se muestra en su cara.
    Mirad al próspero miserable. Quien tiene más es más miserable. El hombre sabio está siempre feliz. El desarrolla sabiduría mientras ama, y es amado mientras adquiere conocimiento. En la expresión de todos los que viven para el amor de la raza humana hay paz, felicidad y contento.
    Cuando el hombre no hace uso de lo que conoce, su entendimiento pronto expulsa esto, hacia la memoria y finalmente la memoria no la retiene por mucho tiempo más. En el entendimiento se atesora solo lo que es amado y usado.
    El amor a la verdad por la verdad en sí  de lo voluntario, se conjuga con un equivalente de verdad del entendimiento ; y ésta es la medida de la sabiduría de cualquier hombre. 
    El hombre ladino memoriza hechos, para usarlos cuando tiene ocasión, con el objeto de adquirir remuneración o fama y debe conocerse que es astuto en proporción al éxito de su entendimiento. Esto no es sabiduría.
    La sabiduría no puede ser reemplazada por el amor a la unidad.
    El amor, la sabiduría y su uso lo hacen a uno; y en la medida en que están en la vida de un hombre hacen al hombre, y mientras esté falto de éstos, falla pronto como ser humano.
    Esto hace que el hombre exista con la imagen de Dios y cuando é hace que la verdad viva en él, se vuelve "realmente libre".


TOMADO DE: HOMEOPATIA, Escritos menores, aforismos y preceptos. James Tyler Kent.
                          Editorial Albatros 344 pág. Buenos Aires Argentina  

2 comentarios:

  1. De un gran maestro, un gran discípulo !

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    1. Debemos recordar:
      1. La verdad los hará libres
      2. Busca primero el Reino de Dios, y por añadidura lo demás se te dará
      3. De Sor Juna Inés de la Cruz en la respuesta a Sor Filotea: Prefiero poner riquezas en mi entendimiento, que no mi entendimiento en las riquezas.

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